Nuestro Servicio

Nuestra vida está centrada en Jesús, José y María siendo ellos los maestros de lo que es el verdadero amor de familia. De ellos aprendemos lo que realmente se trata el cuarto mandamiento y recordamos esas palabras llenas dolor, pero cargadas de ese amor que reconforta, Madre aquí tienes a tu hijo, hijo aquí tienes a tu madre. El amor familiar es el que nos llena de sabiduría, consejo y respeto, es el que nos enseña valores; valores que vamos cosechando para que luego se conviertan nuestro apoyo en el crecimiento personal. En la protección del padre y en ese consejo de la madre, logramos comprender lo que realmente vale la pena, lejos de lo material y de la vida terrenal, la familia.

Jesús siendo hermano y salvador, demuestra que puede más la fe y el amor a DIOS que los deseos del mundo, un hombre que se entrega en el madero de la cruz donde nos regala salvación, amor y nos llama a ser felices a tener una vida plena centrada en él y en el señor. Entrega su alma, su vida, nos llena con lo que necesitamos, el perdón. Siendo niño y bajo la humildad de su familia, obedece a sus padres, aprende de ellos, les guarda obediencia y confirma lo que dice el eclesiástico 3,3 el que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros, Jesús desde niño lo ratifica.

José custodio de la sagrada familia, muchas veces abordado por el sentimiento de duda pero siempre teniendo fe y confianza en DIOS, sin saber lo que hacía acogió a María, brindándole esa protección que solo los padres saben dar. Logro comprender lo que es el amor de padre, ese amor de protección y paz, que direcciona y encamina a la familia cuando todo se turba difícil. En él los padres aprenden que a pesar de obstáculos, dudas o problemas son ellos lo que nos reconfortan porque siempre serán nuestro baluarte y fortaleza.

María como interprete en el lenguaje de CRISTO, ha sido desde siempre la intercesora de nosotros, de ella confiamos porque siempre fue esa protectora como los es para nosotros. Doliente por su hijo, afligida por el dolor pero siempre confiando en ese DIOS poderoso. Así mismo está con nosotros amparándonos y siendo ella la que nos permite ser escuchados por el señor, siendo ella la que no nos abandona, siendo ella la mayor esperanza para nosotros sus hijos.